
Hay un síntoma preocupante en la economía tecnológica: Silicon Valley prefiere comprarse a sí misma antes que invertir en el futuro
Las grandes tecnológicas estadounidenses nadan en dinero en cash pero en buena medida están prefiriendo gastarlo recomprando sus propias acciones antes que invertir.
Cómo funciona el mecanismo. Una recompra de acciones es simple: la empresa usa su efectivo para comprar sus propias acciones en el mercado y las retira de circulación. Si una empresa tiene 1.000 millones de acciones y recompra 100 millones, quedan 900 millones.
El truco está en la aritmética. Si los beneficios son los mismos pero hay menos acciones, el beneficio por acción sube. Una empresa que ganaba 10.000 millones con 1.000 millones de acciones mostraba 10 dólares de beneficio por acción. Con 900 millones muestra 11,11 dólares. La métrica sube aunque la empresa no haya mejorado en nada.
Los ejecutivos cobran en opciones sobre acciones. Su compensación aumenta.
Los fondos ven subir el valor de sus carteras sin esperar años a que maduren inversiones reales.
La empresa evita el riesgo de invertir en proyectos que pueden fracasar..
Es el capitalismo sin capitalismo: retornos financieros sin creación de valor real.
Por qué es importante. La razón ulterior hacia la tendencia a una cada vez mayor recompra de acciones se puede inferir: miedo. El clima político estadounidense se ha vuelto especialmente complejo para las grandes inversiones industriales. Burocracia, regulaciones. Es más seguro devolver el dinero a los accionistas que arriesgarse a construir algo real.
Meta intentó expandir su campus en Menlo Park junto a un plan para crear viviendas asequibles y se estrelló contra años de burocracia. El proyecto lleva tiempo en pausa. Amazon abandonó su plan para abrir una segunda sede en Nueva York por las fuertes protestas políticas que desató su anuncio. Intel lleva una década intentando abrir fábricas. Y viendo cómo China las termina en un par de años.
El refugio financiero. Las recompras de acciones se han convertido en el búnker donde las tecnológicas esconden su efectivo. En 2025 superarán el billón de dólares, récord histórico.
Apple ha gastado más de 600.000 millones en recompras desde 2012, más de 100.000 en 2024.
Alphabet se estrenó en 2024 con 70.000 millones.
Microsoft ha devuelto a accionistas más de 200.000 millones en la última década entre recompras de aciones y dividendos. En 2024, 60.000 millones.
El propio Warren Buffett, nada sospechoso de anticapitalista, ha dicho en alguna ocasión que muchas recompras son «estúpidas». Explicaba que benefician más a ejecutivos pagados en stock options (opciones sobre acciones) que a los accionistas a largo plazo.
El contexto. Las recompras fueron ilegales en Estados Unidos hasta 1982, cuando bajo la presidencia de Ronald Reagan fueron autorizadas. Hasta entonces se consideraban una forma de manipulación del mercado.
Ahora son la principal forma de retribuir a accionistas.
Superan a los dividendos tradicionales.
Un estudio del Roosevelt Institute de 2018 mostró que las empresas del S&P 500 gastaban entonces el 94% de sus beneficios en recompras y dividendos, dejando apenas margen para inversión productiva.
Y ahora qué. En Estados Unidos, algunos senadores demócratas propusieron hace un par de años un impuesto del 4% sobre programas de recompra para desincentivarlos. Lo que llegó de la mano de Biden fue un 1% que no ha tenido un gran efecto.
Para Europa, que depende tecnológicamente de Estados Unidos, esta tendencia es preocupante. Si Silicon Valley prefiere la ingeniería financiera a la real, la vulnerabilidad frente al avance chino aumenta.
Imagen destacada | Roberto Júnior
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La noticia
Hay un síntoma preocupante en la economía tecnológica: Silicon Valley prefiere comprarse a sí misma antes que invertir en el futuro
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Xataka
por
Javier Lacort
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